Estaba seguro de que volverías, por eso guardé tus cosas durante todo un año.

Hoy, al fin, decidí sacar toda tu ropa del clóset, algunas cosas las vendí, otras las doné en sitios cercanos.

Por la noche, alguien tocó la puerta, sabía que eras tú, sabía que no me habías dejado solo por siempre, mañana te regalaré las mejores prendas, las que siempre habías deseado y no podíamos pagarlas...

Solo era un vendedor aburrido de no conseguir una sola venta en todo el día. Le compré unas flores para ti. Mañana las llevaré a tu tumba, espero que al fin me perdones y decidas regresar.